
La última copa que bebió el padre Javier Eduardo González Pertuz no fue en la parroquia Jesús de la Buena Esperanza; sino en un bar de la carrera 70A con la calle 42 de Medellín. Allí, fue encontrado sin vida.
De acuerdo con los relatos, el Padre Javier, oriundo de Planeta Rica (Córdoba) salió del Seminario Misionero San José la noche del sábado para ver el partido de la Selección Colombia sub-20. El sacerdote de 39 años, era apasionado por el fútbol.
Según la información de las autoridades, después de la victoria de los juveniles de Colombia contra Paraguay, 3-0, el padre Javier se quedó departiendo con una persona en este establecimiento. Persona que aún no ha sido identificada pero de quien se cree abandonó al padre en el lugar luego de que se desmayara sobre la mesa.
Estaba muerto pero creían que estaba borracho
El administrador del bar solo se percató de la situación pasada la medianoche. Pensó que el hombre desmayado se había quedado dormido de la borrachera y lo sacó a las afueras del bar, desde donde llamó al cuadrante de la Policía.

De lo que no se percató el administrador, fue que el acompañante del padre Javier se había llevado la chaqueta, la billetera y el celular. Dejándolo incomunicado y sin identificación. Por eso, cuando la Policía descubrió que el desmayado estaba muerto en realidad, no pudo avisarle a nadie. Los agentes llamaron a los investigadores del CTI, quienes realizaron el levantamiento del cadáver llevándolo hasta la morgue de Medicina Legal, donde los forenses pudieron descubrir su identidad.
El muerto era el padre de la Parroquia Jesús de la Buena Esperanza, trabajaba como formador en el Seminario Misionero San José, tenía 39 años y desde los ocho vivía en Medellín.
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Ese domingo, la Parroquia no contaría con el Padre Javier para la Eucaristía. Sus feligreses se lo quedarían esperando para después, tras enterarse de su muerte en un bar, lamentara el hecho y, en oración, se uniera para pedir su eterno descanso. Por eso, no sólo en la Parroquia Jesús de la Buena Esperanza, sino en todas las de Medellín se hizo una oración por su vida y obra.
Su velación fue en el cementerio Campos de Paz y sobre el mediodía del lunes será sepultado. Por ahora, las autoridades terrenales deberán encomendarse a Dios y tratar de encontrar al acompañante que lo dejó abandonado en el bar luego de que -al parecer- le hubiera suministrado escopolamina. Esta es la hipótesis más fuerte entre los investigadores.